I – La vida: una experiencia que nos trasciende
Sesión 2. La dimensión interior de la persona
Descripción
En esta sesión se pretende ayudar a tomar conciencia de que la interioridad es una dimensión constitutiva de toda persona, la dimensión que nos permite preguntarnos y dotar de sentido a la vida humana. Como tal dimensión humana, necesita ser alimentada y cultivada.[1]
Objetivos generales del itinerario
Adultos
Descubrir la dimensión trascendente de la vida que posibilita la apertura al Misterio de Dios desde la tradición de Jesús. (Dimensión conversión)
Niños
- Abrirse a la dimensión trascendente (Dimensión conversión)
- Despertar a la capacidad de admiración y gratitud (Dimensión conversión)
Objetivos de la sesión
Adultos:
- Tomar conciencia de que toda persona tiene constitutivamente una dimensión interior (una capacidad espiritual y de apertura a la trascendencia) que le permite preguntarse y dotar de sentido a la existencia.
- Tomar conciencia de que, como padres y madres, tienen la responsabilidad de despertar y alimentar la dimensión espiritual de sus hijos/as.
Niños: Vivir una experiencia de interiorización que contribuya a su despertar espiritual
Esquema
Comenzamos todos juntos con la presentación de los participantes y el contenido de la sesión. A continuación, se separan adultos y niños.
A los adultos se les propone empezar con una dinámica de introducción a la interioridad. Se presentan tres posibles, pero el animador deberá elegir sólo una de ellas: Matriuska, fotopalabra o dinámica de interioridad.
Terminada la dinámica que se haya elegido, se trabaja con el texto “La dimensión de la interioridad o capacidad espiritual”, que pretende profundizar en esta dimensión de la persona.
Por último, se propone leer y comentar el artículo “El despertar espiritual del niño” de Mari Patxi Ayerra, que permite dialogar sobre cómo se afronta e interpela la responsabilidad de despertar y cuidar esta dimensión de los hijos.
Simultáneamente, con los niños comenzamos con uso ejercicios breves de relajación que nos ayudarán a centrar la atención de los niños. A continuación, proponemos dos posibles dinámicas, entre las que el dinamizador deberé elegir sólo una, según se vea más adecuada al grupo. Las dinámicas son: “Viaje mágico” (visualización) o “Pinto mandalas”.
Para terminar la sesión se vuelven a juntar las familias para hacer un último gesto oracional: “¿Abrimos la puerta a Jesús?”
[1] Se recomienda a los animadores (catequistas, monitores…) la lectura de las páginas 29-42 del libro de Elena Andrés, La Educación de la Interioridad, CCS, 2009.
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Recursos de la Sesión 2
De momento, no hay otros recursos asociados a esta sesión.